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MANUAL DE BUENAS PRACTICAS: PREVENCION DE LA CORRUPCION EN LAS OPERACIONES HUMANITARIAS

Transparency International (TI) sostiene, desde hace mucho tiempo, que la consecuencia más grave de la corrupción es el desvío de recursos básicos asignados a los sectores pobres. La corrupción en la ayuda humanitaria es la más condenable entre todas las formas de corrupción, ya que priva a los sectores pobres más vulnerables —las víctimas de desastres naturales y conflictos civiles— de recursos esenciales necesarios para salvar vidas. El objetivo de la asistencia humanitaria es salvar vidas y aliviar el sufrimiento de las personas en los momentos de crisis. No obstante, estos nobles propósitos no implican que las respuestas de emergencia sean inmunes a la corrupción. En la respuesta humanitaria masiva que tuvo lugar en ocasión del tsunami que afectó al continente asiático, se pueden encontrar ejemplos de numerosos casos de corrupción; y recientemente se recibieron denuncias de desvío sustancial de recursos de ayuda en Afganistán, Irak, Liberia y Somalia. En respuesta a esta problemática, en 2005, TI lanzó un programa para diagnosticar los riesgos de corrupción específicos que afectan a las operaciones humanitarias, y desarrollar un conjunto de buenas prácticas orientado a la mitigación de dichos riesgos. La primera etapa, que consistió en un período de diagnóstico, culminó con la publicación de un informe sobre Elaboración de Mapas de Riesgos de Corrupción en el Trabajo Humanitario, en 2006.